Epidemiología
Un estudio longitudinal revela que las personas de 75 años pierden masa muscular cada año (a un ritmo de aproximadamente 0,64-0,70% en mujeres y 0,80-0,98% en hombres) y su fuerza muscular se debilita a un ritmo de 3-4% cada año en hombres y 2,5-3% en mujeres (Mitchell et al. 2013). Debido a que la sarcopenia no ha sido considerada inicialmente como una enfermedad, ha sido difícil estimar el número de personas expuestas a esta condición; sin embargo, a medida que se establece la definición de sarcopenia, se reportan más casos. Los estudios que utilizan una definición del EWGSOP para recopilar estadísticas informan que el 1,6% de los hombres y mujeres europeos de entre 40 y 79 años presentaban sarcopenia (Gielen et al. 2015), y el 3,6% de los hombres y mujeres ingleses de 85 años también tenían sarcopenia (Dodds et al.2017).
Diagnóstico
El diagnóstico de sarcopenia depende de la medición de la fuerza muscular, la masa muscular y el rendimiento físico (Cruz-Jentoft et al. 2010). Estos conceptos también se han utilizado para definir la sarcopenia; sin embargo, aún no se ha establecido el estándar exacto de sarcopenia y el método de evaluación de estos factores. El EWGSOP clasificó la sarcopenia en tres etapas según su gravedad: presarcopenia, sarcopenia y sarcopenia grave. La presarcopenia es una etapa en la que la masa muscular disminuye pero la fuerza muscular y el rendimiento físico se encuentran en el rango normal. En la sarcopenia, la masa muscular y la fuerza muscular o el rendimiento físico son menores que en la etapa anterior. Por último, si todos los factores asociados con los músculos son notablemente más bajos que la etapa de sarcopenia, entonces se considera la etapa de sarcopenia grave. La clasificación de EWGSOP y AWGS (Grupo de Trabajo Asiático para Sarcopenia) ayuda a los médicos a determinar el enfoque correcto para tratar la sarcopenia (Chen et al. 2014; Cruz-Jentoft et al. 2019).
Para medir la fuerza muscular, el método más utilizado es la prueba de fuerza de agarre, que está bien establecida en comparación con otros métodos debido a su conveniencia y bajo costo (Roberts et al. 2011). Esta prueba generalmente se realiza mediante un dinamómetro, un dispositivo para evaluar la fuerza de agarre (Richards et al. 1996; Guerra y Amaral 2009; Hogrel 2015). En los últimos años, los estudios han revelado la correlación entre la fuerza isométrica de los antebrazos (incluidas las manos) y la fuerza de todo el cuerpo (Wind et al. 2010; Cruz-Jentoft et al. 2019). En este sentido, el EWGSOP2 adoptó la prueba de fuerza de agarre como uno de los estándares para evaluar la sarcopenia (Cruz-Jentoft et al. 2019). Sin embargo, las afecciones subyacentes, como la osteoartritis de la mano, los trastornos neurológicos y otras, también pueden provocar un debilitamiento del agarre de la mano; de ahí que se recomiende realizar un diagnóstico diferencial antes de la intervención del médico (Cruz-Jentoft y Sayer 2019). Aunque la prueba de agarre manual se puede utilizar para especular la fuerza muscular total, existe la duda de si refleja la fuerza muscular de la parte inferior del cuerpo (Steffl y Stastny 2020). En este sentido, la prueba isocinética, que se utiliza para medir la fuerza de los músculos de la rodilla y los isquiotibiales, también se ha utilizado para diagnosticar la sarcopenia (Feiring et al. 1990; Hartmann et al. 2009; Duarte et al. 2018). Normalmente, la prueba de fuerza isocinética se realiza con velocidad angular constante pero resistencia variable (Hartmann et al. 2009; Duarte et al. 2018; Osawa et al. 2018). Las ventajas de esta prueba son precisión, seguridad y repetibilidad. Sin embargo, a diferencia de la prueba de agarre, este método es menos accesible debido a la diversidad de análisis y el alto costo (Alonso et al. 2018).
Los métodos comunes para evaluar la masa muscular incluyen la absorciometría dual de rayos X (DXA), el análisis de impedancia bioeléctrica (BIA), la tomografía computarizada (CT) y la resonancia magnética (MRI) (Buckinx et al. 2018). La DXA mide la masa magra y se prefiere la BIA, ya que es una prueba más fiable; sin embargo, los puntos de corte difieren entre otras máquinas y no se han establecido criterios para el diagnóstico (González et al. 2018). La resonancia magnética y la tomografía computarizada son los métodos de imagen más precisos para medir la masa muscular. Estos métodos revelan la densidad del músculo y la infiltración de grasa, lo que hace que algunas personas los consideren como «gold standar» (Goodpaster et al. 2000). Recientemente, la ecografía muscular (M-US) se utiliza para la detección y el diagnóstico de sarcopenia, aunque el algoritmo no es aplicable para uso clínico (Ticinesi et al. 2017). Todos estos métodos son útiles para diagnosticar la sarcopenia, pero también tienen limitaciones, como puntos de corte poco claros y falta de correlación entre la masa muscular medida y los resultados adversos para la salud. Estos factores dificultan la estandarización del método para medir la masa muscular (Manini y Clark 2012).
El rendimiento físico puede representar la capacidad física de una persona para gestionar la vida diaria de forma independiente (Cruz-Jentoft y Sayer 2019). Un buen rendimiento físico indica órganos sanos y un cuerpo sano, así como un equilibrio entre el músculo esquelético, el sistema neuronal periférico y el sistema nervioso central. Se pueden utilizar evaluaciones de objetivo único, como la medición de la velocidad de la marcha y la caminata cronometrada de 400 m, y métodos más complejos, como la batería de rendimiento físico corto, las pruebas Timed Up and Go y la prueba de soporte en silla (5 veces sentado y de pie) (Bischoff et al. 2003; Pavasini et al. 2016). EWGSOP2 establece el rendimiento físico como criterio de gravedad de la sarcopenia (Cruz-Jentoft et al. 2019), y otros especialistas recomiendan que se aplique el rendimiento físico al evaluar el efecto del tratamiento de la sarcopenia (Studenski et al. 2014), o que se incluya como una de las definiciones de sarcopenia (Morley et al. 2011).
La sarcopenia es un síndrome geriátrico complejo causado por condiciones multifactoriales. Aunque los mecanismos subyacentes de la sarcopenia aún no están claros, varios factores relacionados con la edad contribuyen a la exacerbación estructural y funcional del músculo esquelético que conduce a la sarcopenia (Fig. 2).
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